Luego de un vertiginoso ascenso y posterior caída, el Bitcoin ha oscilado los últimos días cerca de los USD10.000.  Este punto de indecisión es perfecto para preguntarse dos cosas, la primera ¿por qué ha subido tanto? y la segunda ¿qué riesgos existen para quienes compran a este precio o aún mantienen bitcoins?

Luego de leer durante semanas y escuchar personas que invierten en bitcoin, el común denominador de las explicaciones sobre su ascenso es la expectativa de la aceptación global de las criptomonedas como medios de pago.  Esta apreciación es válida en cuanto a la posibilidad de una mayor demanda y su respectiva alza de precio, pero a su vez abre la puerta para determinar los posibles escenarios de desplome de su precio, en especial cuando a sus compradores tener bitcoin no le representa mayor ganancia que el movimiento de su precio.

Tal vez algo que conocen quienes adquieren esta “moneda” pero que pasan por alto, es el uso que se le da para mover dinero de ilícitos.   Pagos de extorciones por Ransomware, casos de lavado de dinero y todo lo que la Dark web lleva consigo.  Ese uso que aprovecha la escasa regulación en sus transacciones ha contribuido al alza, pero también podría ser su freno.  A medida que las autoridades vean que el volumen de dineros ilegales que saltan a esta plataforma es significativo, es probable que inicien un mayor control sobre la divisa e incluso prohíban su uso.  De darse creo que aún falta mucho para que esto suceda, si consideramos que la corrupción permea grandes entidades y gobiernos del mundo, es probable que no les interese prohibirlo en el mediano plazo.

Otro punto clave es la cantidad de dinero que está apareciendo a medida que se minan más bitcoins y su precio sube.  Para los economistas es de vital importancia que el Banco Central maneje de manera apropiada la política monetaria, este debe adoptar una política de contracción monetaria si la inflación aumenta y apoyar políticas de estímulo cuando la economía se desacelera.

El problema con el bitcoin y las demás criptomonedas es que están fuera del control de los gobiernos y de los bancos centrales.  Por esta razón su constante aumento en precio y cantidad podría afectar, en el largo plazo, la capacidad de las entidades monetarias para controlar la inflación presionando al alza los precios de los bienes.

Lo anterior no ha sido un problema porque la inflación en la mayoría de los países del mundo es baja o está controlada y las criptomonedas aún no tiene un tamaño que comprometa la actuación de los grandes bancos centrales.  La capitalización de mercado o valor de todo el bitcoin que existen al 2 de septiembre de 2019 ronda los 190.000 millones de dólares, lo que es equivalente a los ingresos de Apple en 2014; a 2018 la compañía de Cupertino vendió 265.000 millones.

Por último, la probabilidad de caída en su precio es difícil de determinar ya que no es un activo financiero que pueda ser valorado por la generación de flujos futuros.  El Bitcoin no genera ni intereses ni dividendos.  Su valor depende del costo del minado y la demanda de los agentes, demanda que aún persiste y como dice el conocido refrán “La gente no deja de bailar hasta que la música pare”.  EL bitcoin caerá únicamente cuando una noticia desate la estampida de vendedores.

Por ahora los riesgos expuestos existen, pero no se han materializado, razón por la cual el atractivo del Bitcoin podría mantenerse.  No obstante, es importante estar atento a los cambios en las reglas de juego que desaten un descenso en su cotización, recordemos que es un activo que no genera flujos futuros y su precio podría estar muy alejado de su valor justo.