Lo que tienen en común los requisitos arriba descritos es el papel de la confianza. En el caso de las monedas fiduciarias la confianza esta dada por el banco central el cual tiene la función de controlar la oferta monetaria y por ende mantener estables los precios. En el caso de las criptomonedas, la confianza esta dada por la cadena de bloques a las cuales están atadas. Como se menciono anteriormente, la cadena de bloques garantiza que no se creen nuevas unidades sin un consenso colectivo con lo cual se evita la degradación de la especie.

El caso del Bitcoin (BTC)

El Bitcoin fue la primera criptomoneda. Fue creada en 2009 y hoy en día concentra más del 60% de la capitalización bursátil de estos activos. En el momento de su creación, se le otorgaba 50 Bitcoins a cada los mineros por integrar un bloque a la cadena de bloques, no obstante, cada 4 años ocurre un proceso conocido como halving en el que la recompensa dada a cada minero se reduce a la mitad. Dado que la remuneración a los mineros es la única forma en que se emiten nuevos BTCs, la oferta de estos está limitada en un número máximo de 21 millones de unidades que se espera alcanzar en el año 2140.

La oferta limitada del Bitcoin hace que los precios de este fluctúen en función de su demanda, con lo que su capacidad servir como reserva de valor esta limitada. Si bien existen una amplia cantidad de usuarios que usan Bitcoin para sus transacciones, se ha demostrado que estos suelen tenerla en cortos plazos con lo que se evidencia que su uso va mas ligado a ser un activo especulativo dada las altas volatilidades que este presenta. Además, es muchísimo más volátil que las monedas fiduciarias tradicionales. Es 17 veces mas volátil que las monedas de economías desarrolladas y 8 veces más volátil que una canasta de monedas de economías en desarrollo.

Por otro lado, el uso que le han dado lo usuarios a esta criptomoneda no ha sido el de adquirir bienes y servicios sino el de operar en plataformas electrónicas con lo cual se puede establecer que no se ha constituido como un medio de transacción. Lo anterior se debe en gran parte a que el numero de establecimientos dispuestos a recibir criptomonedas como medio de pago aun es pequeño en términos relativos.

Por ultimo, tampoco se ha logrado un consenso entre un gran numero de agentes para denominar sus precios en Bitcoin, con lo cual se concluye que este no ha servido como unidad de cuenta. La extrema volatilidad en su precio impide que el BTC cumpla como reserva de valor. Además, tampoco sirve como método para adquirir bienes y servicios y por último, no se ha constituido un grupo de agentes dispuestos a aceptar el Bitcoin para todas sus transacciones con lo cual su uso como unidad de cuenta es descartado.